domingo, 5 de julio de 2009

I'm Writing To Your Love (El Poema Más Cursi)

Ya el último momento hace mella necesaria e inconveniente de la soledad. Es antecesora de ésta, un fluido emergente de limitaciones bárbaras para con tu persona. Podría ser la claridad indiscutible de tus ojos, que penetra hasta un rincón de mi esencia que por su naturaleza es todo lo opuesto a lo que anuncia tu mirada. Y si nos arriesgamos lo suficiente encontramos la suavidad exacta de lo que la Esfinge perdió culpa de la astucia de Edipo, que aunque personaje ficticio sus parámetros de libertad estaban marcados por la tinta. Esto es cosa a la que alguien como yo se enfrenta cuando tiene frente a sí la pureza del rojo encendido, deseando rodear con el más fino rose de la primera capa epidérmica de la yema, ése color tan enigmático, con la certeza de que tal acto sucumbirá en un derrame sensitivo de pequeñas y atinadas descargas emocionales a través de cada línea, de cada poro, de cada cicatriz que encuentre a su paso, y que irremediablemente tendría que finalizar en la unión explosiva de dos músculos, tal y como lo marcan las leyes no escritas del romance. Sólo que a mí no me limita la tinta, y podría escribir odas eónicas haciendo referencia a la explosión imaginaria, pero, y muy a mi pesar, han de ser sólo caracteres. Sea de mi poca comprención, acatar la cerca que dividen las letras unidas al suceso que éstas describen, y concordar con el lejano envolver de las extremidades sobre el cuerpo cálido, aunque cerca, es sólo un albur de la distancia, que de éstas las más pequeñas son las más difíciles, quedarme con mi palma sobrepuesta en tu mano, con la caricia instantánea de tu pulgar en un área punzante de mi piel, con el recargar de tu conciencia sobre mi hombro, y en silencio, abstenerme de cualquier sensación dentro de las limitaciones de la tinta.